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Campaña Cero Desalojos

Ideas para Bonpastor: junt@s, esta vez l@s habitantes pueden ganar

El concurso de ideas “Repensar Bonpastor”, promovido por la AIH y organizado por un grupo de arquitectos, antropólogos y urbanistas locales, ha tenido un gran éxito, contando con más de 150 equipos inscritos. El Jurado ha seleccionado cuatro de las propuestas como las mejores, y ha concedido una mención especial a una quinta. Los equipos ganadores están compuestos por técnicos procedentes de España, Holanda, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Grecia y Colombia, quienes han contribuido al estudio de una transformación urbana participativa y con cero desalojos del barrio de “casas baratas” de Bon Pastor en Barcelona. Se trata de ideas capaces de conseguir que todos los habitantes ganen, justo el efecto contrario de los derribos que el Ayuntamiento ya empezó en el barrio.

Las propuestas buscan una solución para el barrio que permita a todos los habitantes que lo deseen poder quedarse en sus casas, permitiendo la rehabilitación de las que lo necesiten, y al mismo tiempo buscando caminos para el aumento de la densidad habitativa de la zona, sin rupturas del tejido social ni pérdida del patrimonio histórico.

El proyecto Ante la división, la participación , elaborado por Naomi Ferguson y Afroditi Karagiorgi, propone el método participativo de los European Awareness Scenario Workshops (EASW) para facilitar la elaboración, por parte de los inquilinos de las “casas baratas”, de un proyecto alternativo a la demolición, explicando en detalle las diferentes fases a seguir. El proyecto Bon Pastor, barrio de código abierto , elaborado por Marian Simón, Nerea Morán, Cristina Fernández, Gorka Ascasíbar y Quim Vilar, propone la constitución de una cooperativa de habitantes que gestione la totalidad del proceso, tanto la construcción de nuevos edificios como la recuperación de las casas que lo permitan, y la gestión cooperativa de los espacios públicos y la movilidad. Este tipo de enfoque permitiría una sostenibilidad fuerte , constantemente retroalimentada por la experiencia práctica. El proyecto Refining Bonpastor , elaborado por Karin Fernanda Schwambach, Susan Eipper y Fernando Campo Medina, prevé en primer lugar el estudio de las necesidades de cada unidad familiar para llegar a un pre-proyecto de intervención sobre el barrio y someterlo después a la decisión colectiva. La intervención consistiría en la ampliación de algunas casas, en la peatonalización de algunas calles, y en la construcción de nuevos edificios para los habitantes que lo necesiten. Para acabar, el proyecto With-in walls , elaborado por Barbara Dovarch, Stefano Grigoletto, Sara Incerti, Gynna Milan, Marta Pietroboni, Luca Serra y Pietro Pusceddu, reflexiona sobre la potencialidad que ofrecen las “casas baratas” al interior de sus muros. El aumento de la densidad habitativa del barrio tendría que responder a la misma vez a las necesidades de los habitantes y a las exigencias públicas, sin perder los aspectos cualitativos del estilo de vida peculiar del barrio.

A partir de la decisión del Ayuntamiento de Barcelona, en 2003, de proceder con el derribo de la totalidad del conjunto de 784 “casas baratas” -viviendas de protección oficial unifamiliares edificadas en 1929-, los inquilinos del barrio han vivido una serie creciente de tensiones y conflictos, a menudo incluso dentro de las mismas familias. Esta situación llegó a su punto álgido en octubre de 2007, con una serie de desalojos forzosos de familias históricas del barrio, obligadas a dejar las casas en las cuales habían nacido y a aceptar las condiciones impuestas por el Ayuntamiento, gracias a una intervención de la policía que causó varios heridos. Los habitantes del barrio que desde 2003 se oponen a esta imposición, organizados en la asociación “Avis del Barri”, han pedido la intervención de la International Alliance of Inhabitants para buscar una solución alternativa al conflicto. El objetivo del concurso de ideas “Repensar Bonpastor” es, por tanto, encontrar la forma de elaborar propuestas alternativas al derribo del barrio que respeten las necesidades de todos los inquilinos de las casas, y poder volver a crear esa unión entre vecinos que la estructura horizontal del barrio permitía y que el proyecto de derribo ha conseguido romper. Aunque convivan comunidades diferentes en el barrio, existe la posibilidad de unirlas en un proyecto común. La división en el barrio fue creada artificialmente por el Ayuntamiento que así consiguió legitimar como “participativo” un proyecto evidentemente impopular.

Una solución compartida, participativa, que no perjudique a una parte de la población en beneficio de otra, y que realmente surja de los habitantes de las “casas baratas”, es posible para Bon Pastor. Los 46 proyectos presentados, en particular los que el Jurado seleccionó y premió, representan una contribución muy válida para la elaboración y apropiación de propuestas alternativas por parte del barrio. Es fundamental para tal fin el fomento del diálogo entre las partes en conflicto, el cual de momento parece estancado.

Durante el mes de mayo se expondrán en el barrio los proyectos seleccionados; y mientras tanto, se elaborará una publicación con las propuestas más interesantes que servirá de material para compartir con los inquilinos de las “casas baratas”.

Si la unidad del barrio parece un recuerdo nostálgico de un pasado “pre-remodelación”, muchos elementos del proceso del concurso nos hacen pensar que las divisiones del presente pueden superarse. Con el objetivo de alcanzar un futuro en que los habitantes de Bon Pastor sean realmente los protagonistas de la transformación, y que dicha transformación no sea destructiva ni con más desalojos forzosos.

 

– HISTORIA DE BON PASTOR

Las 784 “casas baratas” fueron edificadas en 1929 por el Patronato Municipal de la Vivienda, entidad dependiente del Ayuntamiento de Barcelona. El barrio se encontraba entonces en pleno campo, y el río Besós a menudo inundaba las casas. Bon Pastor, que en la época se llamaba “Milans del Bosch, estaba habitado en su mayoría por inmigrantes del sur de España. Durante la Guerra Civil fue una de las zonas más combativas antifascistas de Barcelona, y por esta razón fue duramente castigado: primero por los bombardeos aéreos, y después por las represalias del franquismo, sufriendo así largas décadas de aislamiento y miseria. Muchos habitantes tuvieron que exiliarse; otros, sometidos por el miedo y el hambre, fueron abandonados por las instituciones y forzados a auto-organizarse. Después de la dictadura, Bon Pastor vio como su historia de reivindicaciones sociales y políticas era sustituida por otra identidad, más negativa: la del barrio degradado y sumergido en el comercio de drogas. En los años ochenta, momento en que la heroína hizo estragos entre los jóvenes de las “casas baratas”, el Patronato promovió una rehabilitación de las casas pero con pocos recursos. Con la fiebre especulativa de principios del milenio, el barrio se encontró en el área de influencia del “Forum de las Culturas” y de la nueva estación del Tren de Alta Velocidad de La Sagrera. De nuevo, apareció el proyecto de derribo de la dictadura franquista; pero esta vez la Asociación de Vecinos, que hasta la fecha había canalizado las reivindicaciones, se declaró a favor del proyecto. Para oponerse a los derribos, nació en 2003 la Asociación “Avis del Barri”, quien denunció la falsa propaganda del Ayuntamiento al promover una transformación que no sólo implicaba una pérdida de la memoria histórica y del estilo de vida tradicional del barrio, sino que representaba también un daño económico importante para el sector más antiguo y con menos recursos de los inquilinos de las casas. En 2007 se demolieron las primeras 145 “casas baratas”, y en octubre hubo un desalojo violento y una carga policial contra los habitantes. El derribo de las próximas 192 casas está programado para finales de 2010, pero la actual crisis económica hace que el futuro del barrio y de sus habitantes sea aún más incierto. Muchos habitantes de las casas se encuentran en graves dificultades económicas, y no pueden permitirse la compra de los pisos que el Ayuntamiento ofrece como única compensación para el derribo de las casas.

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