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Rio, ¡“Olimpiadas para todos, sin despojo!”

La más reciente lucha de la comunidad Vila Autódromo

“Olimpiadas para todos, sin despojo!”; “A pesar de las amenazas, deseamos suceso para las Olimpiadas”; “El deporte es vida, sin estrés. Políticas Públicas ya!”; “Venecia carioca (carioca= propio de la ciudad de Río de Janeiro) para los ricos y despojo para los pobres”. Los anuncios colocados en un pequeño campo de fútbol, transformado provisionalmente en un local para asambleas entre los habitantes, movimientos sociales y representantes de diversas entidades, expresan el rechazo de la comunidad Vila Autódromo al proyecto de despojo de centenas de familias pobres para la construcción en el local de extructuras para los Juegos olímpicos de 2016.

No es la primera vez que la comunidad necesita mobilizarse para evitar las tentativas de despojo involuntario. La primera ocurrió en 1992, cuando el Municipio de Río de Janeiro alegó “daño estético y ambiental” en una acción judicial procesada en el Tribunal de Río de Janeiro, en donde se solicitaba el retiro total de los habitantes. La Barra de la Tijuca, entonces , despegaba como la nueva central para emprendimientos inmobiliarios, comerciales y deportivos, exigiendo, como bien tradujo el procurador del municipio, una nueva “estética”, en la cual los pobres no estaban incluídos.

Los habitantes, a su vez, se organizaron y presentaron una reacción adecuada a la ofensiva municipal: en sólo dos años, los habitantes integraron un programa de regularización del local en el que el poder público estadual, proprietario de la tierra, reconoció que el lugar era utilizado, hacía décadas, para la vivienda. Al mismo tiempo, los habitantes de Vila Autódromo realizaron su defensa jurídica e impidieron el despojo judicial de las casas, demostrando la fragilidad de los argumentos municipales en un litigio que hasta hoy se arrasta en el área judicial.

De Vila Autódromo, uma mirada sobre la urbanización brasileña

La situación vivida por los habitantes de Vila Autódromo no es distinta a la de otra gran cantidad de comunidades, y barrios pobres de las metrópolis brasileñas. Inicialmente una vecindad de pescadores, Vila Autódromo se tonrnó, en el año de 1970, en una oportunidad para la vivienda de centenas de emigrantes operarios y trabajadores informales que llegaron a la región para la construcción del autódromo de Jacarepaguá, del metro y de los nuvos emprendimentos inmobiliarios que despegaban en el local. Otras familias fueron allí hubicadas por causa del despojo de otra comunidad, llamada Cardoso Fontes.

Pescadores, operarios pobres, desempleados, trabajadores informales, familias desplazadas y emigrantes formaron la red social que iría paulatinamente a urbanizar y garantizar las condiciones de vida en la comunidad. El sistema utilizado es el denominado “convite”, por medio del cual los habitantes construyen no sólo sus casas, como también todo el espacio urbano, incluyendo las calles, andenes, redes de distribución de agua, sistema sanitario, guarderías, escuelas y espacios de convivencia, como por ejemplo el campo de fútbol, la iglesia y la sede de la junta de acción comunal.

Además de ser un espacio construído por el trabajo contínuo de los habitantes, Vila Autódromo aparece también como una red diversificada de trabajadores de la ciudad: electricistas, bomberos, mecánicos, porteros, albañiles, costureras, pequeños comerciantes, entre otros, realizan una variada prestación de servicios fundamentales para la vida urbana. El trabajo de la construcción de la ciudad se confunde, aquí, con las actividades prestadas para la ciudad. Aquello que es definido preconceptuosamente como el campo subterráneo de la informalidad (la ciudad ilegal), es a la verdad la vida y el trabajo diario, múltiplo y rico de los habitantes de las comunidades y barrios pobres desprovistos de derechos.

Reconocer la dimensión real de los derechos económicos, sociales y culturales de las comunidades pobres

Como afirmaba el jurisconsulto español Joaquín Herrera Flores (La reinvención de los derechos humanos, 2009), los derechos humanos no son, apenas, meras declaraciones formales o abstratas, son verdaderos procesos de lucha unidos a la vida, a la libertad y al trabajo. Hablar de derechos económicos, sociales y culturales de las comunidades pobres, es exactamente reconocer la dimensión material (y real!) de la vida y del trabajo ejercido por ellas en la ciudad y para la ciudad.

Los procesos de remoción involuntária raramente consideran la articulación concreta entre el ejercicio de los derechos y el espacio urbano. De las relaciones con el territorio surgen diferentes formas de trabajo, servicios prestados por los autónomos e informales, redes de solidaridad social, conctatos con los vecinos, amistades para los niños, convivencia en la escuela, contactos con los profesionales de la salud, etc. Lo que para el poder público es un simple “reasentamiento”, para las familias es un cambio total en las formas de vida y del acceso, aunque sea precario, a los derechos.

Frecuentemente, algunos políticos, hasta los dichos progresistas, cuestionan el motivo por el cual una comunidad se reusa a ser desplazada para casas construídas por el poder público. Ahora, la homogeneidad de las construcciones, el espacio previsto y sin creatividad de las casas y la ruptura de las relaciones sociales con el território, están en el origen de la resistencia de los habitantes, inclusive los de Vila Autódromo.

En vez de proponer remociones costosas e indeseadas, el poder público debería reconocer y ampliar las iniciativas creadas por los proprios habitantes, invirtiendo en urbanización con participación y decisión popular, regularización fundiaria (Cf. proyecto del ITERJ para Vila Autódromo), asistencia técnica gratuita, políticas de transferencia y generación de renda, estímulo a las redes sociais y culturales existentes, protección al trabajador informal y del pequeño comerciante, acceso a la mobilidad urbana, a todos los servicios públicos y a los demás derechos de la ciudad.

La remoción de Vila Autódromo contraría los derechos fundamentales de la ciudad

La remoción de Vila Autódromo ofende la legislación brasileña y a la mayoría de los principios y compromisos internacionales adoptados por el Brasil sobre la efectivación de los derechos de la ciudad. De la Constitución Federal al Estatuto de la Ciudad, de la Agenda Habitat a las observaciones generales de la ONU sobre el Tratado de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, pasando por la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad elaborada por los movimientos sociales, encontramos fundamento para un total repudio al tipo de “reasentamiento” que se quiere realizar en Vila Autódromo.

A esto se le suman, y sin excluír otros argumentos, las siguintes razones: a) Violación de la cláusula democrática y participativa. La comunidad en ningún momento fue consultada sobre su inclusión en el proyecto olímpico presentado al COI y supo por “los medios de comunicación” que debería ser removida; b) Primado de la regularización fundiária, del derecho a la vivienda y de la seguridad de la posesión. La comunidad fue regularizada hace quince años y hoy es objeto de otro programa estadual para atualizar y ampliar los títulos concedidos. La seguridad de la posesión, como elemento del dercho a la vivienda, es oponible al municipio. Vale recordar que decenas de familias ya pasaron por um proceso anterior de remoción y ahora tienen el derecho de disfrutar de una vivienda segura y estable; c) Principio del veto al retrocesso. Habiendo sido objeto de política pública de promoción del derecho social a la vivienda, el poder público no puede retroceder y fragilizar la protección ya alcanzada de un derecho social; d) Reasentamiento como ultima ratio. Las directrices internacionales afirman que el reasentamiento involuntario es una medida extrema y debe ocurrir solamente cuando no hay alternativa, no siendo el caso de Vila Autódromo; e) Garantía del debido proceso legal. La remoción bajo el argumento de los juegos olímpicos sería el medio para, a la margen del proceso legal, afectar un objetivo hoy vetado por el Poder Judiciario; f) Princípio de la igualdad. De todo el entorno, incluyendo los innumerables emprendimientos inmobiliarios en el local, la comunidad será la única que va a ser perjudicada con el proyecto olímpico. ¿Por qué solamente Vila Autódromo?

Por esos y otros motivos, la remoción de Vila Autódromo es ilegal desde el punto de vista jurídico e inaceptable desde el punto de vista político. Contra ella, todos los ciudadanos, las comunidades pobres y movimientos sociales urbanos tienen el derecho a revelarse y exigir del poder público el respeto a los derechos fundamentales de la ciudad. Participar de la más reciente lucha de Vila Autódromo es tarea para aquellos que desean, apesar de las amenazas, “olimpiadas para todos, sin remoción!”.

JUNTA DE ACCIÓN COMUNAL DE LOS HABITANTES DE VILA AUTÓDROMO

NUCLEO DE TIERRAS Y HABITACIÓN – DEFENSORÍA PÚBLICA DEL ESTADO DE RÍO DE JANEIRO

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