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A Via Urbana

Casas-jaulas a alquilar en Hong Kong

Case gabbia Hongkong

A Hongkong, une des centaines de salles-dortoirs qui abritent une demi-douzaine de lits superposés et grillagés. Loyer : 150 euros par mois.

LE MONDE - 03.07.09, Desde Hong Kong

La permanencia de las casas-jaulas de Hong Kong en un territorio en el que el PIB per capita es superior al de Suiza es para algunos un enigma, mientras que para otros es simplemente un escándalo.

La entrada está sucia y es estrecha, como en todos los inmuebles de este barrio popular. La puerta es de desechos de hierro, pintada y repintada, escondida en la vieja pared, entre un carrito de ventas ambulantes de brochetas y un carrito de ventas de DVD que se han apropiado de la acera. La pared se encuentra tapizada de cajas con letras metálicas en desorden y contadores eléctricos camuflados por capas de polvos. Por encima de todo esto, se observan caracteres chinos pintados en rojo en los que se lee “inmuebles en alquiler” en el séptimo piso. Siete pisos de inmuebles deteriorados e ilegales. Al fondo del largo pasillo, un salón-dormitorio se encuentra provisto de media docena de camas superpuestas enrejadas hacia el exterior con una pequeña puerta-ventana sobre la fachada de la cama-casa, La reja proteje contra los ladrones y permite colgar los percheros y los bolsos plásticos, tan prácticos y necesarios cuando se vive en un hogar de aproximadamente dos metros cuadrados.

Detrás de una cortina, Yau Kwei Neng descansa. A modo de presentación, muestra su carta de identidad. Nació el 19 de diciembre de 1941, abandonó la China Continental para trabajar en las canteras de Hong Kong hasta que un cáncer le impidió trabajar. El ha vivido siempre aquí, sin poder reunir suficiente dinero para traer a su mujer y sus dos hijos, dejados a menos de 100 Km, pero que no volvió a ver. ¿Regresar a China? “Quizás cuando envejezca.”

Todas las mañanas a las 5:00, se dirije afuera y toma un bol de té y de ravioles al vapor. El prepara su propia cena: hay un calentador sobre la terraza del techo. El desafío diario lo constituyen las largas horas que transcurren entre los ravioles al vapor de la mañana y la hora de la cena. El subsidio de 2.000 dólares de Hong Kong (250 Euros) que ofrece el gobierno mensualmente a las personas de la tercera edad no les permite alimentarse tres veces al día, después que cancelan el canon de arrendamiento (1.500 dólares de Hong Kong: 150 Euros).

En lo que concierne a su condición de vida humillante, que desde siempre ha considerado momentánea, Yau Kwei Neng afirma que la promiscuidad que se impone en este tipo de inmueble “no es normal”. Ha habido peleas en el pasado: Un hombre trató de suicidarse. Sin embargo, en el presente todos son amigos. El estado de los sanitarios (un hoyo en una pequeña pieza sin luz) no está del todo “bien”, ha afirmado sencillamente, pero dice estar “acostumbrado”. Yau Kwei Neng pasa el día recopilando los caracteres chinos en un cuaderno, a pesar de haber olvidado el significado de los mismos, para luego borrarlos cuando las hojas están llenas. ¿El ruido de la calle? No lo molesta, él es un poco sordo. Su principal inquietud, además de las pulgas, es que en el año 2008 el costal de arroz ha pasado de 30 a 50 dólares.

En una cama de abajo, la mas rebuscada, pues se pueden organizar los objetos personales abajo, otro ocupante desafía la oscuridad que reina en la habitación tratando de leer “De la filosofía y de la Historia” a través de sus gruesos anteojos. Le gustaría saber más sobre el presidente de Francia que le intriga. llega Wu So Chiu, antigua inquilina, que era la única dama del dormitorio y que regresa de tanto en tanto para cenar o jugar naipes con sus compañeros de infortunio. Ella obtuvo un inmueble más decente para vivir, pero a veces se aburre a causa de la soledad.

La disparidad de los niveles de vida se agrava cada año en Hong Kong. El regreso a la China no ha cambiado nada. Los actores sociales afirmaron que sólo la llegada de una “verdadera” democracia podría atacar el problema. Bajo el gobierno de Tsung Chee Hwa , jefe del ejecutivo de 1997 a 2005, una clara política habitacional se mantuvo: 50.000 viviendas de 1997 a 2005. Pero, estas iniciativas sociales han golpeado a los propietarios de Hong Kong, ya que la riqueza principal de éstos es con frecuencia el cobro del arriendo.

Bajo la presión popular, el gobierno dejó de dar ayuda a los pobres para evitar el empobrecimiento de los ricos...”Muchas personas creen que es inútil exigir viviendas sociales. Muchos han leído en el recibo de su dossier “Veinte años de espera” Entonces ¿para qué?, declara Ho.

Según las cifras oficiales, no existen más de 30 casas-jaulas en Hong Kong, El gobierno controla el nivel de higiene y las medidas contra incendio. Pero, se juega con las palabras, pues el gobierno ha definido las casas-jaulas como inmuebles que poseen 12 inquilinos por pieza y los propietarios han comprendido rápidamente la ventaja de renunciar al 12° inquilino. “Esta medida ha empeorado la situación, pues si un propietario reduce el número de inquilinos como lo recomienda el gobierno, no se somete a los controles asociados a las casas-jaulas”, nos explica Soco.

Los ocupantes son con frecuencia “nuevos inmigrantes” llegados de China continental desde hace algunos años y que creen en El Dorado de Hong Kong. Oficialmente, más de 100.000 personas son “mal alojadas”.

Florence de Changy

Articulo


O(A) seguinte Tradutor(a) Voluntário(a) pelo direito à moradia sem fronteiras da AIH colaborou com a tradução deste texto:

Eva Lisbeth Liscano de Guzman